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Vuelta por las Alturas, Salta y Jujuy


Luego de haber recorrido la ciudad de Salta, decidimos contratar una excursiĆ³n de la agencia Uma Travel que recorrĆ­a un circuito de ciudades de la provincia de Salta y Jujuy, incluyendo una parada en Salinas Grandes.

Nos buscĆ³ el guĆ­a en una camioneta que compartimos con una pareja de madrileƱos durante el recorrido. Nos contĆ³ que ese domingo era dĆ­a de elecciones en la provincia, asĆ­ que fue un buen dĆ­a para salir de la ciudad ya que la mayorĆ­a de los locales estarĆ­an cerrados.

Fue una excursiĆ³n de dĆ­a entero, completamente hecha en camioneta paseando por la Puna, nombre que se le da a la regiĆ³n del altiplano. Es una zona muy Ć”rida y alta, por lo que hay que tomar mucha agua para no marearse. Los dos puntos mĆ”s altos a los que llegamos durante el recorrido fueron de 4080 y 4170 msn; este Ćŗltimo cerca de la Cuesta de LipĆ”n, en el penĆŗltimo tramo del recorrido.


Una hora y media despuĆ©s de haber salido de Salta, despuĆ©s de pasar debajo del puente El Toro, llegamos a El Alfarcito. Es un poblado sumamente pequeƱo pero con una fuerte identidad que tiene mucho que ver con su iglesia, su colegio (el Ćŗnico secundario de la zona) y la figura del Padre Chifri.

Paramos por un ratito en lo que supongo que serƭa el "centro", ya que estaban tanto la iglesia como el colegio, pero aparte de un comedor y la ruta por la que viajƔbamos, no habƭa nada mƔs en alrededor.




El colegio de El Alfarcito. Los muros eran vidriados y detrĆ”s de ellos habĆ­a piedras. Es el sistema de calefacciĆ³n de las aulas: los rayos del sol calientan el vidrio que, a su vez, calienta las piedras dentro del aula, que mantienen la temperatura relativamente alta en comparaciĆ³n al exterior en dĆ­as de invierno. 

DetrĆ”s del colegio habĆ­a paneles solares, y delante de Ć©l habĆ­a una casa hecha con botellas de vidrio. Me gustĆ³ ver que un poblado tan pequeƱo y relativamente remoto use tanta tecnologĆ­a alternativa.

A pocos minutos de ahĆ­ se encuentra la localidad de Santa Rosa de Tastil, ciudad fundada a partir del poblado Inca de nombre Tastil, que significa "roca que hace sonido". El Museo de Sitio Santa Rosa de Tastil estaba cerrado por las elecciones provinciales, pero el Museo Regional (privado) estaba abierto asĆ­ que ahĆ­ ingresamos. La entrada es una donaciĆ³n voluntaria, y se exhiben colecciones de una familia local, dentro de una casita de adobe.



La propia dueƱa nos mostrĆ³ la colecciĆ³n y nos iba explicando quĆ© era cada cosa. Nos tocĆ³ canciones con las piedras vitrificadas (de donde viene el nombre del poblado), que segĆŗn su composiciĆ³n tienen sonidos mĆ”s agudos o graves.

TambiĆ©n habĆ­a dibujos calcados de pinturas rupestres que la seƱora hace con carbonilla y papeles en las cuevas que estĆ”n en los alrededores. Incluso tenĆ­an ahĆ­ una momia que fue encontrada en las montaƱas de la Puna; le llamaban "la princesita de la Puna" porque su crĆ”neo tenĆ­a una deformaciĆ³n intencional que demostraba su status -de niƱos se condicionaba el crecimiento de la cabeza con tablillas u otras cosas que ejercĆ­an presiĆ³n para darle cierta forma alargada al crĆ”neo.

Lo de la momia me pareciĆ³ un poco fuerte y no saquĆ© ninguna foto, pero en general todo era muy interesante, incluidos los comentarios y las explicaciones de la dueƱa. No sĆ© cĆ³mo serĆ” el Museo de Sitio al que no pudimos ingresar, pero me parece que este es un must see.


Partimos de ahĆ­ hacia San Antonio de los Cobres, donde paramos a almorzar y realmente no habĆ­a mucho mĆ”s para ver en mi opiniĆ³n, asĆ­ que no tardamos mucho mĆ”s de lo necesario porque nos esperaba un largo camino hasta Salinas Grandes.

Durante toda la excursiĆ³n no me cansĆ© de ver los paisajes del nordeste argentino. Hay algo de las zonas desĆ©rticas que demasiado me gusta. AdemĆ”s, me asombraba cada vez que veĆ­a cardones (fun fact: los cactus son Ć”rboles) y me emocionaba con todos los camĆ©lidos que se nos cruzaban. No hay alpacas en argentina, pero vimos los tres camĆ©lidos que sĆ­ viven ahĆ­: llamas, vicuƱas (mĆ”s pequeƱas y menos peludas que las llamas) y guanacos (parecidos a las vicuƱas pero con cara negra, y mĆ”s salvajes y difĆ­ciles de ver). Me sentĆ­ como en un mini safari y fue una de las cosas mĆ”s divertidas de la excursiĆ³n.





Dos horas despuĆ©s de haber salido de San Antonio, llegamos a las Salinas Grandes, en la provincia de Jujuy. No fue mi primera vez en un Salar, asĆ­ que fui preparada con lentes de sol. Imposible ver algo sin eso; todo es tan blanco que el sol refleja demasiada luz y te cega muy fĆ”cilmente. Fue una experiencia completamente distinta a la del Salar de Uyuni, donde el famoso espejo de agua hacĆ­a que el lugar parezca surreal o fantasioso. Las Salinas Grandes, de alguna manera, eran mucho mĆ”s reales: habĆ­a piletas artificiales en donde se realizaba el proceso de extracciĆ³n de sal. Estas piletas reflejaban el cielo asĆ­ que el paisaje era muy llamativo.

El guĆ­a nos explicĆ³ el proceso de extracciĆ³n: Debajo del salar hay agua que sale a la superficie cuando se excavan estas piletas. Las partĆ­culas de sal se cristalizan al estar en contacto con el sol y van sedimentĆ”ndose hasta que se llena la pileta, lo cual significa que estĆ”n listas para ser recolectadas. Del salar tambiĆ©n se extrae litio, y estos dos productos son lo que bĆ”sicamente sustentan a las localidades aledaƱas.



La Ćŗltima parada fue tambiĆ©n en Jujuy, en la localidad de Purmamarca. Fue el pueblito que mĆ”s me gustĆ³, sĆŗper pintoresco y rodeado de montaƱas y cerros, entre ellos el de Siete Colores. Subimos a un cerrito mirador y el viento era tan fuerte que pensĆ© que iba a salir volando, y sacar fotos panorĆ”micas era difĆ­cil de tanto que el viento movĆ­a mis manos. Al bajar de ahĆ­, fuimos a la plaza central donde habĆ­a un mercado de artesanĆ­as y nos tomamos nuestro tiempo recorriendo antes de dar por terminado el tour.

Los madrileƱos que nos acompaƱaron en la excursiĆ³n se quedaron en Purmamarca en vez de volver a Salta con nosotros. Eso me pareciĆ³ interesante porque no se menciona esa posibilidad en la pĆ”gina de la agencia, pero me gustĆ³ que pueda ser personalizado. Si mi estadĆ­a hubiese sido mĆ”s larga, habrĆ­a hecho lo mismo y continuado hacia Humahuaca al dĆ­a siguiente.



Dos horas y media despuĆ©s, llegamos a Salta muertos de cansancio, poco antes de que anochezca. Fue una excursiĆ³n de dĆ­a completo, casi 12 horas en total, y costĆ³ mĆ”s o menos 2.500 pesos sin incluir el almuerzo. Me gustĆ³ muchĆ­simo y me pareciĆ³ una buenĆ­sima actividad, sobre todo porque Ć©ramos solamente 4 turistas y la experiencia fue sĆŗper personalizada, todo a nuestro ritmo. 

MƔs sobre Salta acƔ.


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